Hace ya varios días caminaba por el parque con mi chico. Me gusta andar por allí, y sentarme en el césped, a la sombra de una palmera, o en uno de los bancos que hay.

El parque está hecho una mierda. Con los festivales de la canción, los camiones tenían que entrar para montar el escenario y demás, y el suelo está quebrantado, sucio, e incluso levantado por algunas partes. Tanto es así, que ya no se permite jugar en el parque, por miedo a que los niños tengan accidentes, de lo mal que está el suelo.

Pero bueno, yo no quería contar esto. Me senté en un banco al lado de un parquecito donde podía ver a los niños jugar. Me encantan los niños (si no, no tendría sentido que estudiara magisterio), y verlos cómo interactúan entre ellos, escuchar sus conversaciones, verlos reír, creo que es lo que más feliz me hace en este mundo.

Pues en un momento de esos en que se hizo el silencio entre él y yo, escuchamos los dos atentamente la conversación que venía del banco de al lado. Y la escuchamos con una mezcla de asombro y curiosidad.

Resulta que los que estaban hablando eran un padre y su hijo y, por lo que decían, el hijo se había ido con su padre a pasar las vacaciones. El hijo tendría unos dieciséis años, y sus padres se habían separado recientemente. El padre, que fue quien nos llamó la atención y nos impulsó a escuchar la conversación, con esos gritos tan fuertes que pegaba, le estaba echando en cara al hijo que cada vez se parecía más a su madre, y que esta le había estado poniendo en contra de él todo el tiempo que ha estado con su madre.

Luego, le contaba problemas que deberían quedarse entre él y su mujer (o ex mujer) únicamente, como que la mujer se había quedado con todo el mobiliario de la casa donde vivían, que no le había dejado ni una sola televisión, que se había llevado prácticamente todos los bienes que tenían,…

El pobre chaval estaba alucinando. Lo que había empezado por unas vacaciones con su padre, lejos de todos, estaba resultando ser una pesadilla sin salida. ¿Qué tenía él que ver en que su madre se hubiera llevado todas las televisiones de casa? ¿Qué culpa tenía el chico de que se hubieran separado sus padres?

En realidad no tenía ninguna culpa, y no tenía ninguna relación con la separación de sus padres. Era triste observar cómo le estaban tratando como un bien más, peleándose con él como si este no tuviera sentimientos, opiniones, o no pudiera tomar decisiones por él mismo.

Nosotros no llegamos a escuchar la conversación entera, ya que nuestro cabreo era tal que tuvimos que largarnos de allí, pero seguramente ese chaval, cuando cumpla la mayoría de edad, va a estar encantado de irse de casa, dejar a sus padres atrás, y vivir la vida que él quiere, sin tener que dar explicaciones a nadie más que a él mismo, y sin tener que medir al milímetro cada gesto, cada frase, para no molestar ni a su padre ni a su madre.

Los padres no se dan cuenta de que los hijos no somos un saco de boxeo sobre el que descargar todos los problemas personales o de pareja a los que estos se enfrentan. No somos un producto ni un generador de sus discusiones, y no nos merecemos que nos traten como a simples bienes.

Somos personas. Personas que estamos aprendiendo a vivir, que necesitamos tomar nuestras decisiones, aprender a levantarnos si nos caemos, a ser fuertes y no dejar que nadie nos pisotee. Necesitamos aprender a ser felices, y los padres así no están ayudando, al igual que no lo hacen los que nos sobreprotegen tanto, pero eso será tema de otro post…



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2 comentarios:

    Luchida dijo...

    Hola... Me he sentido enormemente identificada con el chaval del que has escrito. Mis padre se separaron hace muchos años pero siguen recayendo sobre mí los rencores que se siguen guardando. Siempre me ha dado mucha rabia estar en medio, presenciar sus innumerables peleas, ser su paño de lágrimas, tener que ponerme de un lado o de otro porque de los dos no podía estar al igual que tampoco se valoraba mi opinión. Lo bueno de esta experiencia es que si alguna vez tengo hijos y me separo de mi pareja evitaré cometer todos esos errores.
    Sigue escribiendo, me gusta leerte :)
    Un beso.

  1. ... on 25 de agosto de 2008, 2:52  
  2. mnznt dijo...

    Supongo que las personas no somos perfectas. No puedo juzgar la discusión y seguramente el padre no tenía razón, pero si el hijo es inteligente sabrá perdonar a su padre. Aunque creo que sería bueno que no se sometiera a él y le pusiese los puntos sobre las íes de vez en cuando.
    Mis padres se separaron, como los de todo el mundo. En alguna ocasión dijeron cosas que dolían, tuve que ir al psicólogo. Allí aprendí que hay que entender que habían perdido la ilusión, lo que creían que era el amor de su vida y que estaban destrozados. Ponerse un poco en sus zapatos. Son humanos y como tales se equivocan. Se aferraban a gritarle a cualquiera que pasase por delante y a echarle la culpa a otras personas. Los demás eran los malos de su película en lugar de ver que cuando una relación se rompe los que fracasan son las dos personas que llevaban esa relación. Todos lo hacemos. No queremos reconocer hasta dónde hemos metido la pata. Normalmente somos muy duros con las personas a las que más queremos.
    Con dieciseis años ya tienes un poco de visión para discernir lo que se refiere a ti y lo que la gente dice cuando se siente frustrada consigo misma.

  3. ... on 19 de septiembre de 2008, 4:51